Debido a su verticalidad, Japón tiene la particularidad de ofrecer paisajes preciosos en cualquiera de sus estaciones.
En verano, por su alta humedad, sus campos y árboles se cubren de un verde brillante y refrescante, florecen las hortensias y los lotos y sus cielos se iluminan con fuegos artificiales. En invierno la nieve convierte sus pueblecitos más tradicionales en imágenes de postal dando paso a paisajes aún más hermosos al llegar la floración de los cerezos con la primavera.
Y finalmente, el otoño, con el cambio de color de las hojas de los arces, que se tornan de un rojo intenso y sus ginkgos que crean auténticas alfombras doradas cuando dejan caer las suyas.
No es de extrañar, que los paisajes otoñales de Japón hayan inspirado un sinfín de poemas y que hayan nacido infinidad de términos intraducibles a nuestro idioma para definir colores, sensaciones y sentimientos provocados por dichos escenarios.
En este artículo te traigo 10 de estas bellas palabras intraducibles relacionadas con el otoño en Japón, en su mayoría denominadas ‘kigo’ (季語) o palabras de estación, utilizadas en los poemas.
El kanji de otoño (秋) tiene varias lecturas según con qué otros kanji se combine. En esta palabra se leería como ‘shū’. El segundo kanji (冷), ‘rei’, significa frío, por lo que, literalmente quiere decir ‘frío otoñal’.
Shūrei se refiere a la sensación de frescura que trae el otoño cuando las temperaturas comienzan a bajar después del calor del verano. Este término suele evocar el momento en que el clima se vuelve fresco y vigorizante, marcando la transición en la naturaleza y en el ambiente, y es un recordatorio de la inminente llegada del invierno.
Pero esta frescura no solo implica un cambio en el clima, sino también en el ánimo, invitando a una temporada más introspectiva y tranquila. Es un término poético y estacional que describe la belleza y las sutilezas de los cambios de la naturaleza con el paso de las estaciones.
Esta es una palabra utilizada en los poemas para referirse al viento frío del otoño o “viento invernal temprano”.
Comienza con el kanji de árbol, que aquí se leería como ‘ko’ (木) y ‘karashi’ (枯らし) procede del verbo ‘karashimasu’ (枯らします) que significa “secar” o “marchitar”. Juntos, kogarashi describe ese primer viento frío de otoño que seca y hace caer las hojas de los árboles, anunciando la pronta llegada del invierno.
Otra bonita y poética palabra con el kanji de otoño (秋) que podría traducirse como ‘otoño brocado’.
Justo antes se encuentra el kanji (錦) ‘kin’ que significa “brocado” o “tejido de lujo” y en este caso sugiere algo hermoso y colorido.
Kinshū por tanto evoca la imagen de un paisaje otoñal cubierto de hojas de múltiples colores, como un lujoso brocado de la naturaleza. Se utiliza para describir la espectacular belleza de los colores otoñales, donde los árboles se tiñen de rojos, dorados y naranjas, creando un paisaje deslumbrante, similar a una obra de arte hecha de telas ricas y vibrantes. Kinshū celebra el esplendor visual del otoño.
En esta expresión volvemos a ver el kanji de otoño (秋), pero esta vez con una lectura diferente: ‘aki’ (que es la que suele utilizarse comúnmente para referirse al otoño como estación).
La palabra ‘yonaga’ (夜長), literalmente quiere decir ‘noche larga‘, por lo que toda la expresión ‘aki no yonaga’ se traduce como “noches largas de otoño”, refiriéndose a que conforme nos adentramos en el otoño y dejamos atrás los largos días de verano, va oscureciendo cada vez antes, lo que invita a la introspección y la calma.
Otro término que contiene el kanji de otoño (秋) ‘aki’ junto al de ‘ban’ (晩)que significa ‘tarde’ o ‘noche’.
Así, banshū se refiere a la última etapa del otoño, cuando los días se vuelven más fríos y oscuros, y la naturaleza comienza a prepararse para la llegada del invierno.
Una forma muy poética de referirse a los ‘finales de otoño’ que abarcaría desde noviembre a principios de diciembre.
Preciosa palabra que se usa para describir los días de otoño que son especialmente claros, templados y agradables.
La palabra está compuesta por el kanji de otoño ‘aki’ (秋) y “urara” (麗), que sugiere claridad, belleza o serenidad y se utiliza no sólo para describir el clima, sino también una atmósfera de armonía y serenidad, evocando el sentimiento que el clima otoñal inspira en el observador.
Es una expresión poética y reflexiva, ideal para esos días otoñales donde la temperatura es agradable y el ambiente invita a la contemplación.
En este término encontramos los kanji ‘ko’ (黄), que significa “amarillo,” y ‘raku’ (落), que significa ‘caer’ o ‘caída’, por lo que se refiere al momento del otoño en que las hojas de los árboles, especialmente la de los ginkgos, empiezan a caer, marcando el cambio definitivo hacia los días más fríos.
Es una palabra poética que no solo describe el fenómeno visual de las hojas cayendo, sino que también sugiere una sensación de impermanencia y nostalgia, al ser parte de la transición natural del otoño hacia el invierno. En la cultura japonesa, la caída de las hojas es un símbolo de la fugacidad de la vida y el paso del tiempo, una idea representativa de la estética japonesa conocida como “mono no aware” (物の哀れ) o la impermanecia de las cosas, que valora la belleza en la transitoriedad.
Esta palabra combina el kanji de otoño “aki” (秋) con el de “sabi” (寂び), que hace referencia a la “belleza de la soledad” o “melancolía”. Este “sabi” es el mismo que forma el conocido concepto estético japonés “wabi-sabi”, que valora la belleza de la imperfección, la impermanencia y la sencillez.
Por tanto, en conjunto, akisabi expresaría la “melancolía otoñal” o la “belleza solitaria del otoño», refiriéndose a esa sensación de soledad tranquila y nostálgica que se experimenta durante el otoño, cuando las hojas comienzan a caer, el clima se vuelve más frío y el entorno parece estar en un estado de calma y transición. Es una mezcla de serenidad y melancolía que invita a la introspección y a la contemplación de la naturaleza y la fugacidad del tiempo.
Tsukimi literalmente significa ‘mirar la luna’ y es una antigua tradición japonesa de observar y celebrar la belleza de la luna llena en otoño. Se compone de los kanji de Luna (月) ‘tsuki’ y la raíz del verbo mirar ‘mi’ (見).
Esta práctica se remonta al período Heian (794-1185) y se celebra principalmente en la noche de la primera luna llena de otoño, conocida como Jūgoya o Luna de la décimo quinta noche (十五夜), considerada la más bella del año en Japón.
Durante el tsukimi, la gente disfruta de comidas especiales, como los tsukimi dango (bolas de arroz dulce en honor a la luna), y decora sus espacios con hierbas de otoño como el susuki (pasto de la pampa japonesa) para dar la bienvenida a la buena fortuna.
Además de ser una celebración estética y cultural, el tsukimi es una oportunidad para agradecer a la naturaleza lo obtenido durante las cosechas de otoño.
De nuevo tenemos el kanji de otoño (秋) ‘aki’, unido a la raíz del verbo ‘haremasu’ (晴れます) ‘hacer sol’.
Akibare describe esos días otoñales en los que el cielo está completamente despejado y el clima es agradablemente fresco. El verano japonés se caracteriza por sus cielos cubiertos, sus tormentas y su clima bochornoso. De hecho, es muy difícil visualizar el monte Fuji durante esta época, pero en otoño, sus cielos vuelven a despejarse y se tornan nítidos, frescos y soleados.
La diferencia con el término anterior “akiurara,” es que ‘akibare’ se centra en el aspecto visual del cielo despejado y la luz brillante. Se utiliza para describir esos días de cielo azul intenso, sin nubes, que invitan a salir y disfrutar de actividades al aire libre.
Ambos términos capturan la esencia del otoño, pero mientras que “akiurara” más poético, alude a la serenidad y el encanto de la atmósfera otoñal, “akibare” es más descriptivo de las condiciones climáticas específicas de un día despejado y soleado en esta estación.
Seguro que aún sin haber estado en Japón, alguna vez has experimentado la sensación o el mensaje que transmiten muchas de estas palabras. La agradable frescura del viento de otoño bajo el sol o la nostalgia de ver caer las hojas de los árboles un año más…
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Espero que esta lista de 10 bonitas palabras otoñales te haya gustado y despertado la curiosidad por saber más sobre la cultura Japonesa.
Arigatō Gozaimasu por leerme y hasta la próxima! ¡Matane!