Sin embargo, el calendario Lunar, regido por los ciclos de la Luna, tiene un pequeño inconveniente. Dado que los ciclos lunares, no guardan relación con los solares, las estaciones van sufriendo cada vez más desfase entre ellas.
Para corregir esto, antiguamente, los chinos idearon los 24 términos solares, a raíz de observar los sutiles cambios en la naturaleza; tan sutiles, como las primeras flores de los ume (梅) o ciruelos, que comienzan a brotar entre las últimas nieves. Este acontecimiento se tomó como referencia para establecer el comienzo de la primavera y por tanto, de un nuevo año.
Así pues, entre estos 24 términos, se encuentran los 4 primeros días de cada estación:
La palabra setsubun (節分) viene de la frase: kisetsu wo wakeru [季節を分ける](dividir las estaciones).
Por esta regla, en realidad, cada cambio de estación estaría marcado con un setsubun; pero dado que según el antiguo calendario, con la llegada de la primavera comenzaba un nuevo año, el setsubun de invierno (el día antes del comienzo de la primavera) es el que ha ganado mayor importancia y sigue celebrándose hoy en día.
Normalmente, el setsubun suele ser el 3 de Febrero aunque dependiendo del año puede caer en día 2 o 4.
Durante el setsubun, tradicionalmente en Japón se celebra el mamemaki, un ritual de purificación y atracción de la suerte para recibir al nuevo año, que consiste en arrojar alubias de soja tostada a un miembro de la familia disfrazado con una careta de oni (demonio u ogro) al mismo tiempo que se le grita: ¡Fuku wa uchi, oni wa soto! (¡dentro la suerte, fuera los demonios!).
Tras este ritual, cada persona tiene que comer tantas alubias de soja como años tenga.
Hoy en día en japonés, cada mes del año es nombrado con un número. Por ejemplo: Enero, que es el primer mes del año, se llama ichigatsu, siendo ichi, el número 1 y gatsu, mes en japonés. El mes de febrero se llama nigatsu (segundo mes) y así sucesivamente.
Antiguamente los japoneses nombraban los meses del año en base a referencias características de cada uno de ellos. Así encontramos varios nombres para referirnos al mes de Febrero, como sería kisaragi, cuyo significado dependería de los kanji con los que se escribiera (en japonés una palabra puede escribirse con distintos símbolos pero pronunciarse igual).
Algunos dicen que significa: ‘mes para llevar mucha ropa’ [衣更着] y otros se decantan por el significado de ‘mes en el que nacen los árboles’ [生更木].
Otros nombres que encontramos para el mes de febrero serían: hatsuhanatsuki [初花月] (mes de las primeras flores), yukikietsuki [雪消え月] (mes en que la nieve desaparece) y el que más me gusta: umemizuki [梅見月] (mes para contemplar los ciruelos), ya que es en esta época cuando alcanzan su máximo esplendor y desprenden un intenso aroma.
Como ves, todos estos nombres casan muy bien con lo que cabe esperar del mes de febrero en el hemisferio norte: bajas temperaturas pero también el despertar de las primeras flores que anuncian que la primavera se acerca.
Y como el mes de Febrero también es el mes de mi cumpleaños (concretamente el 8 por si te apetece felicitarme😜) me gusta tomar el ejemplo de estas valientes flores de ciruelo que empiezan a brotar entre las heladas nieves a modo de metáfora de superación de cualquier obstáculo y como símbolo de resiliencia.