Hay muchos proverbios o kotowaza, como se denominan en japonés, relacionados con la resiliencia y la perseverancia. Dos de ellos bastante conocidos son
– Saru mo ki kara ochiru (猿も木から落ちる) «Los monos también se caen de los árboles»
– Nana korobi ya oki (七転び八起き) «Si te caes 7 veces, levántate 8»
El mensaje del primero (en mi opinión, expuesto de una forma de lo más original😉), equivale a nuestro ‘nadie es perfecto’. Nos invita a aceptar nuestros errores, a abrazarlos, a no avergonzarnos cada vez que no tomamos la decisión más acertada. Al fin y al cabo, no hay nadie exento de equivocarse.
El segundo me encanta porque no puede ser más gráfico ni más claro. En cuatro palabras, (que no 4 kanji, por lo que no es un yojijukugo ) te transmite la importancia de no rendirte ante la adversidad. Además, el 8 en Japón es un número que representa la infinidad, por eso aquí, también tiene esta simbología.
Keizoku wa chikara nari (継続は力なり) es otro de estos proverbios de resiliencia y el que da título a este post. ‘Keizoku’ es perseverancia y ‘chikara‘ poder, por lo que su mensaje resalta, que con constancia y empeño lograremos aquellos objetivos que nos hayamos marcado.
…a menos, que seas un mikka bōzu, claro.
¿Te has apuntado alguna vez a un curso con gran entusiasmo y lo has dejado a medias?, ¿o quizás, no has durado más de uno o dos meses en el gimnasio?.
Exacto, en esos momentos, tu mikka bōzu (三日坊主) interior salió a escena.
Este yojijukugo (ahora sí) significa ‘monje de 3 días’ y se utiliza para referirse a aquellas personas que no suelen perseverar en sus propósitos. Tomando el ejemplo de alguien que decide hacerse monje y al tercer día quiere dejar de serlo, representa el hecho de rendirse ante la menor adversidad.
En contraposición al mikka bōzu, estaría el símbolo del Daruma.
Este amuleto japonés utilizado para reforzar nuestra motivación ante un propósito o una meta que queremos alcanzar, representa la figura de un boddidharma que alcanzó la iluminación a través de la meditación.
La peculiaridad de este objeto, es que debido a su forma ovalada, siempre vuelve a una posición vertical, sin importar las veces que se caiga.
Es la representación física de la resiliencia.
Este de aquí arriba, es el Daruma de mi propósito de 2022, esperando a que su segundo ojo sea pintado cuando lo consiga.😉
©2022 · Esencia Japonesa